Dame una razón para dejar de llorar.
Pero si no haces nada. Si te quedas parado, esperando a que no pase nada. Y mientras yo no sé ni como carajo sigo aquí.
Estas no son las típicas cosas que me gusta escribir, pero si no me desahogo creo que explotaré.
Si te echo de menos, y sé que tu a mi también. Si creo que moriré si no te tengo entre mis brazos dentro de un minuto. Si no puedo ni recordarte sin sentir ese vacío que has dejado en mi.
¿Y que hago?
Si no tengo manera de pedirte que vuelvas. Si te lo suplico por aquí y ni sabes que me estoy volviendo loca -de todos modos creo que prefiero que no lo sepas-.
Aunque no sirva para absolutamente nada.
Vuelve.
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Lo peor es la impotencia de saber que haga lo que haga, diga lo que diga o escriba lo que escriba, no vas a volver. El sentir rota la esperanza. El... No poder sentir...
¿Cuanto daño mas van a hacerme tus alas, pequeño pájaro?
Vuela conmigo. Dame aunque sea una oportunidad.
Pero vuelve.
Echo de menos tu aliento, y la forma que tenías de decirme que me amabas.
Echo de menos tus silencios.
Y echo de menos sentir tus labios resbalar por mi mejilla hasta mi boca.
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