Ni en ti, ni en tu mirada.
No pienso pensarte, ni recordar aquellas tardes -tardes en las que el sol todavía iluminaba lo que de nosotros quedaba-.
Me niego a recordar nuestro amor.
Me niego pero no puedo.
Pues tu olor permanece enganchado a mi alma.
Y ya no sé como carajo escapar de tu amor, si me invade dejandome rendida y de rodillas ante el miedo de perderte más y de peor forma -si es que puedo perderte mas y de peor forma-.
Pero yo no pienso pensar en nada.
Solo en ti.
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