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martes, 25 de junio de 2013

Húyeme

Quizás si te follo deprisa
tardarás más en irte.
O quizá trato lograr
que huyas antes
para no perderme
en el intento de quererte.

Y si no te vas
a pesar de todos mis impedimentos
no me quedará otra
que poner la otra mejilla
para que me des un beso.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Viejas glorias.

¿Sabes qué?
En la radio se repiten
siempre
esas malditas canciones.
Como si fueran una doctrina
o una regla de honor
como si no hubiera más
que escuchar esas modas
desfasadas
para la gente ingentes.

He descartado
tantas falsas emisoras
que he acabado grabando
mi ronca voz
diciéndome que todo va bien
y tarareando viejos rocks.

Entre tantas palabras
he dejado de lado
todas las que no dicen nada.
Viejo amigo, tú sabes
que esquivo letras
como si de puñales se trataran.

No parece Navidad.

El sol acomoda las aceras
paseadas por señores con bolsas de el corte inglés.
No le han quedado razones al mundo para nevar,
ni siquiera para que parezca navidad.
Parece que sea uno de esos días de Agosto
que no sirven para nada
que pasan mil cosas y nadie le importa
porque aún no va a nevar.

Ya se cansó el frío de perseguir corazones,
de mandar a juicio a autores
por creer saber de amor.

Y nada es lo que crees
porque ya ni siquiera parece Navidad.

lunes, 2 de julio de 2012

Aquellos ojos.

Hará ya un año
que mis mejillas se incendiaron.
Un año, marchito y deshecho.
Un año, que en un suspiro ha pasado.

sábado, 23 de junio de 2012

Romance de la sombra

Sombra de mi sombra,
luz de mi vida.
En el fondo de mi alma
me has clavado tu espina.

Y me quedé en noches
de Lunas llenas
añorando como en un beso
hacías estallar mis venas.

Cada te quiero que te entregué
sin reparos.
Cada palabra que mil veces
te dediqué en vano.
Cada sentimiento que pensé
sin pensarlo.
Y mis ojos que en las primeras noches
no creyeron amarlo.

Ni mil romances pueden igualar
la belleza de tu amor.
Ni mil romances, créelo
pueden apagar el dolor.

Rizo.

Por el cuello cae un rizo
que, perezoso,
resbala por su hombro.

Y yo le beso un rizo y le beso el hombro.
Y se me antoja
besarle el ojo.
Y ahora se me antoja
besarle un pecho.

Y déjame prometerle un desahogo
a tu alma, y provocarle un esbozo
de una sonrisa
a tu mirada.

Déjame que de un orgasmo
te haga estallar
y que en un gemido logres encontrar
aquel rizo
que en un inicio
mis sentidos hizo explotar.

Morena apasionada.

Sus ojos y su pelo
poseen el suave color de la tierra
y ellos te hechizan
como en un conjuro de pasión de Minerva.

Su cuerpo suave
de figuras delicadas
ofrece el fuego
de la bella Diosa armada.

En sus labios,
nube roja de algodón
que despiertan, a su paso,
 más de una erección.

La voluptuosa,
la de bellas caderas tatuadas
la que con una palabra
hace mover montañas.

La morena
aquella tan deseada,
la que en un pestañeo se hace llamar
la morena apasionada.

Amor al amor no amado.

En un espasmo te ofrezco mi cielo
En un suspiro, todos mis silencios.
Todas las palabras que te entregué sin reparos
y, aún hoy, son todas en vano.
Pues un te amo no significa nada
si con ello intento definir lo que mi alma por ti exhala.

Conectados.
No es un nudo lo que nos une,
pues somos la misma cuerda,
que nos desata de la locura
para salir de toda esta mierda.
Y con sumo gusto mi alma apura
chorro a chorro, gota a gota,
lo que tú en mi provocas.

Razones.

El pájaro no duerme;
vuela libre
por valles y sueños.

El pájaro se esconde
entre el viento
y evita así suspiros y lamentos.

Es libre pero algo no le late
pues su razón está dormida
y entre sus alas
el viento le esquiva
para saciar su alma vacía.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Feel me around you.

He perdido todas mis batallas
rendida a tus pies
y apenas estoy agotada.
En tus ojos he olvidado preguntas del pasado
y en tus labios he encontrado todas las respuestas que no buscaba.
Has prendido la llama que nadie logró prender
y como en una sutil brisa veraniega
has hecho que pierda la cabeza por ti.

domingo, 15 de enero de 2012

Reflexiones de gato callejero I

Ya no hay miedo.
El miedo a caer muere con la caída.
El miedo a amar moría con tu mirada.
Ya solo queda la soledad
que ahora me hace compañía.

Y los besos, felices, los guardo en mi memoria
no vaya a ser que se me pongan tristes.

martes, 13 de diciembre de 2011

Detalles

Entre tus prisas no encontré nada de ayer.
¿De que te sirvieron aquellas excusas?
Como para acercarla mi mirada la busca...
Pero no he logrado encontrarte entre mi aliento.

Ayúdame a meterte en mi mundo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Hey

Escúchame.
Pues las palabras se las lleva el viento.

Y yo no puedo silbar,
pues me he quedado sin aliento para gritar.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mierda


Hoy te he echado de menos.
He extrañado tu forma de decirme te amo.
He recordado las noches y los días.
Y las suaves caricias que me ofrecían tus manos.
Y he pensado:
¿Por qué nos hicimos tanto daño?

domingo, 13 de noviembre de 2011

IV

Se derritieron aquellos labios
que suspiraban te quieros.
Y corres.
Pero no sabes a dónde vas.
Y mueres.
Y no sabes a dónde irás.
Pero siempre queda algo por lo que luchar.
Aunque sea levantarme para ver su mirada
una vez más.

III

Todo murió.
Es una nueva era.
Ya no importan las personas,
sólo las guerras.
En mi cabeza resuenan los pasos
del cascabel que fui en antaño.
Y en mi memoria,
aquellos besos
que por más que corra no alcanzo.
Huid.
Pues mis labios han encontrado
la pieza del olvido que los llevará a la perdición.
Huid.
Pues mis ojos ya se han cerrado
dispuestos a no sentir más ningún corazón.

II

Tras la pérdida,
la esperanza se aloja en tu mente.
El tiempo.
Cada puto segundo que no salió bien.
Se aferra a ti
el olor de la derrota.


Y en mi cabeza
nadie nunca,
nadie más.
Que no seas tú con tu mirada,
aquella que me enseñó a amar.

sábado, 12 de noviembre de 2011

I

Se me cierra.
Ante ti, ante mi. Se agota la espera.
Ya se hundieron los puentes.
Aquellos bellos puentes empedrados de sueños
en los que el silencio se observa en cada uno de esos besos.
¿Qué son eso?
Se agarran a mis venas las serpientes
que tu amor dejó para mi.

Aparta esos bellos cristales
que tienes como mirada.
¡Apártalos!
Pues siento como si andara entre mil panales
que me pinchan el alma.

Introducción.

La noche estaba completa.
La Luna, las nubes, las ánimas danzando entre nosotros...
Todos esos sueños, los poemas recitados de memoria. Las risas apagadas.
Todo aquello me hizo pensar -pensar en algo más que en tu mirada me refiero-.
Pensé en el mundo y en todo lo que lo rodea. Y, ¡oye! se me ocurrió hacer una serie de poemas sobre ello.
Pero también pensé -que pensativa ando últimamente- que debía escribir algo, como si fuera una especie de introducción, para que supierais en qué tipo de ambiente me encontraba en el momento de mi revelación inspirativa.
Como ya os he comentado, la noche era mágica. Totalmente romántica -referente al romanticismo como corriente artística-. La Luna totalmente llena, enorme, brillante, rodeada de nubes (que no eran pocas pero si eran muy débiles). La temperatura era agradable; hacía frío pero nos calentábamos. Las risas fluían con la misma facilidad que las lágrimas. Y en el ambiente se diferenciaba ese olor que tiene la pasión.

lunes, 10 de octubre de 2011

Navacerrada.

Entre las sábanas sintió frío. Al abrir los ojos no pareció reconocer el ambiente. Una habitación fría y poco acogedora.
No, no era la suya.
Llevaba más de una semana en el hotel y aún no se acostumbraba a esas sábanas verdes.
El olor a nieve inunda su cárcel. Mira por la ventana -no hay nieve, es Agosto-. Ante su vista observa montañas, un aparcamiento y unas vías de tren medio abandonadas.
El desayuno no es interesante, es lo mismo de siempre.
Más tarde, sale a pasear -no había mucho más que hacer en aquel infierno-.
Parece que cada reglón sea una nueva sensación, pero os aseguro que la sensación de asco inunda todo este texto.
Se sienta en la estación y llora.
Allí no hay despedidas, ni bienvenidas. No hay besos, no hay familias. Ni siquiera hay nadie que renuncie y huya a otro lugar -o huya hasta allí-.
Nada importa.
Importa él.
Pero, ¿cuando importas tú?
Pienso que todos me observan con palomitas, esperando a que me caiga.
Por más que piense que nada merece la pena no puedo caer. Rendirse... ¿No te rendiste aquella vez?
Si...
Me prometí que le haría feliz. Y no pararé hasta que él pueda ser feliz por si solo.
Se sentó en el bar y bebió. Era tan patético. Rodeada de viejos y ella bebiendo cerveza tras cerveza.
En la cena. Sentada sola en una mesa. La gente la mira y murmura.
En su habitación de doble ventana y sábanas verdes relee Platero y yo.
1421 Vinieron a decir un día a mi casa que un perro rabioso lo había mordido... Hubo que llevarlo a la bodega del Castillo y atarlo allí al naranjo, fuera de la gente.
La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban sigue agujereando mi corazón como entonces.
Se quedó dormida.
Y despertó al día siguiente, sin recordar cuanto había leído por la noche y teniendo que empezar por donde lo dejó dos días antes.