sábado, 23 de junio de 2012

Romance de la sombra

Sombra de mi sombra,
luz de mi vida.
En el fondo de mi alma
me has clavado tu espina.

Y me quedé en noches
de Lunas llenas
añorando como en un beso
hacías estallar mis venas.

Cada te quiero que te entregué
sin reparos.
Cada palabra que mil veces
te dediqué en vano.
Cada sentimiento que pensé
sin pensarlo.
Y mis ojos que en las primeras noches
no creyeron amarlo.

Ni mil romances pueden igualar
la belleza de tu amor.
Ni mil romances, créelo
pueden apagar el dolor.

Rizo.

Por el cuello cae un rizo
que, perezoso,
resbala por su hombro.

Y yo le beso un rizo y le beso el hombro.
Y se me antoja
besarle el ojo.
Y ahora se me antoja
besarle un pecho.

Y déjame prometerle un desahogo
a tu alma, y provocarle un esbozo
de una sonrisa
a tu mirada.

Déjame que de un orgasmo
te haga estallar
y que en un gemido logres encontrar
aquel rizo
que en un inicio
mis sentidos hizo explotar.

Abril

La soledad me consume.
Envenena, vena a vena,
mi corazón.

La pesadumbre
atosiga la espera
y ahoga la esperanza
de tenerte -de nuevo-
cada noche
entre mis brazos.

Morena apasionada.

Sus ojos y su pelo
poseen el suave color de la tierra
y ellos te hechizan
como en un conjuro de pasión de Minerva.

Su cuerpo suave
de figuras delicadas
ofrece el fuego
de la bella Diosa armada.

En sus labios,
nube roja de algodón
que despiertan, a su paso,
 más de una erección.

La voluptuosa,
la de bellas caderas tatuadas
la que con una palabra
hace mover montañas.

La morena
aquella tan deseada,
la que en un pestañeo se hace llamar
la morena apasionada.

Amor al amor no amado.

En un espasmo te ofrezco mi cielo
En un suspiro, todos mis silencios.
Todas las palabras que te entregué sin reparos
y, aún hoy, son todas en vano.
Pues un te amo no significa nada
si con ello intento definir lo que mi alma por ti exhala.

Conectados.
No es un nudo lo que nos une,
pues somos la misma cuerda,
que nos desata de la locura
para salir de toda esta mierda.
Y con sumo gusto mi alma apura
chorro a chorro, gota a gota,
lo que tú en mi provocas.

Razones.

El pájaro no duerme;
vuela libre
por valles y sueños.

El pájaro se esconde
entre el viento
y evita así suspiros y lamentos.

Es libre pero algo no le late
pues su razón está dormida
y entre sus alas
el viento le esquiva
para saciar su alma vacía.