Quiero -más que desear-,
me apetecen
mis labios en tu oreja.
Quiero tus manos
-sin estarse quietas-
en mi cuerpo.
Quiero mi ropa
en el suelo de tu cuarto
y los calcetines
a tus pies.
Quiero mis uñas
en tu espalda
y mis gemidos
en tu oído
pegados a tus sentidos.
Quiero que pase
como si nada hubiese pasado
y que pienses en ello
sin querer pensarlo.
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