Bajé a mi propio infierno de culpa
a ver si allí te extrañaba mejor.
Bajé y me sumí en tu pena.
Y deseé una noche más tenerte.
Y volví a ver a Kandinsky recordar mi alondra.
Y volví a caer
y a recordar todos esos colores
que la vida era más emocionante
si te tenía para contármela.
Que ya no sé de qué color escribir
para que te des cuenta de que te echo de menos
que no encuentro un verso
que te pida
que vuelvas aquí
que vengas y me beses
que quiero ver esas ganas de explorarme
que siempre tenías al principio.
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