como diciendo
"ámame".
Él no atina
y en un suspiro, le suplica
"enséñame".
Tiene delante
pero no entiende
su cuerpo de mujer.
En su mirada
cree descifrar
un "bésame".
Y le mira los pechos
y se le enciende el alma
y parece comprender
un "fóllame".
Pero en sus ojos
todavía suplica
aquel "ámame".
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