Estabas allí, en el sitio de tus sueños, estabas allí esperándole.
Él tenía que llegar, era la cita perfecta, en el lugar perfecto para huir de lo que los demás dijeron; París.
Bueno, allí estabas tu, frente a la
Torre Eifel, mirando cada rostro que pasaba, cada luz, cada suspiro...
Pero él nunca llegaba.
No quieres aceptar que volvió a hacerlo.
Volviste a quedar como aquella idiota que le ama incondicionalmente.
¿Que diría la gente? Se te echarían todos encima, ya nada tendría sentido... Y tendría que perdonarle, no podía enfadarse con él...
De repente una sombra pareció posarse en su hombro, por fin, ha llegado, es él... No, no era él, tan solo le pedían un cigarrillo.
Obviamente ni pensó darlo, tenía que fumar mucho de camino a casa.
~Todo, siempre, nunca, por él~