Lluvia.
Eso era todo lo que veía.
¿Acaso había algo mas?
Ella se acercaba, como en una tarde de 14 de marzo, sombría, ajena a todo. Se acercó a él, le dio un beso y le abrazó.
Él ya lo sabía.
Todo había acabado. Ella se había rendido por fin a lo que sentía.
Ya no tenía mas motivos para llorar con la taza de café.
Ahora, por fin, estaba a salvo, a su lado.
Y nunca se había sentido mejor. Comparados con la felicidad que sentía los días nublados eran... Nada. Justo lo contrario de lo que su mundo era ahora.
Todo, todo lo era ella.
~Por fin~
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