En su cajón, aún conservaba aquella carta de amor que nunca le entregó.
Pero ya bastaba de escribir, debía ponerse a caminar.
Tenía la misión de vencer a sus propios recuerdos, pero esta vez no podía usar el boli negro como arma.
Se dejó olvidado el olor de las rosas dentro de aquel frasquito, sin él, no lo lograba recordar. No sabía que para saber oler, solo necesitas saber elegir que oler.
Mmm... El verano parecía oler bien, parece ser que volvía para quedarse.
~Fue en su cabeza donde se jugó esta batalla~
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