Y en estos momentos, en los que ideas absurdas abordan mi cabeza lo único que puedo hacer es extrañarte, pedirte disculpas quizá, por dedicarme a recordar dolores, alientos y sueños pasados.
Me dedico a extrañar el recuerdo de esta tarde que aún ni ha pasado, lograste alcanzar mi alma con tu delicada zarpa, gatito.
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