jueves, 18 de marzo de 2010

Becquer, la estrella apagada

Era ya tarde, mas tarde de lo que Sonia solía aguantar despierta. Llevaba horas tirada en el sofá cubierta bajo el silencioso manto nocturno y con Becquer en su regazo.Siempre estaba allí cuando se sentía mal y cuando se sentía bien también, era un gato negro con los ojos verdes, era precioso. Desde que Sonia y Fran lo dejaron, Becquer era el único apoyo que le quedaba. Llevaba horas leyendo viejas conversaciones, viejos e-mails, viejos recuerdos electrónicos guardados en la memoria del portátil, que, tras llevar tanto tiempo encendido, irradiaba un calor tremendamente confortable.
De momento, tendría que conformarse con su soledad.

No me admiró tu olvido.
aunque de un día me admiró tu cariño mucho mas
Porque lo que hay en mi vale algo
Eso... ¡Ni lo pudiste sospechar! 



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