Entre sus libros se perdía, se encontraba en un foso que no paraba de destruirse por el agua, poco a poco la arena salada la enterraba a sus pies.
¿Que podía hacer ella?
Tan solo pensar, tan solo sentir que su vida quizá había finalizado. Quizás era mejor así, olvidarlo todo de una vez por todas... Pero no, no quería y se sentía patética por ello, porque la única razón por la que tachaba el final como una opción era porque sabía que de alguna u otra manera el sufriría, no mucho quizás, pero el simple pensar que podía sacarle una sola lágrima la hacía temblar como en esos momentos en los que tras tener una pesadilla la recuerdas y te entran escalofríos, así se sentía con solo pensarlo.
Bueno, al fin y al cabo, ¿que mas le daba sufrir un poco mas? No pasaría mucho tiempo a que llegara un sapo al que besar o quizá que su príncipe le devolviese su zapatito de cristal, reflejo de su fragilidad, acompañado de un dulce beso de amor verdadero...
La princesa murió entre sus encantos.
Pereció en su propio mar de halagos y engaños.
¿Y ahora que?
~Un poco de humo para la princesita~
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